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domingo, 31 de marzo de 2013

Journal of Child Psychology and Psychiatry (USA)

Acabo de leer un artículo de la profesora Deborah Fein (University of Connecticut.USA) publicado en la Journal of Child Psychology and Psychiatry el pasado 16 de enero 2013.

Este artículo es muy esperanazador para cientos de familias que viven el autismo de cerca porque alguno de sus miembros tiene este síndrome.
 
La investigación se ha realizado "cuidadosamente" y documentado con un pequeño grupo de menores que fueron diagnosticados con alguna de estas patologías en su infancia y que en el presente no padecen síntomas. Este es el primer estudio de su tipo "que prueba de manera profunda la naturaleza de los cambios que se han producido en el estado de salud mental y físico de estos niños".
 
Aunque normalmente el diagnóstico del trastorno del espectro autista no desaparece con el tiempo, las conclusiones obtenidas sostienen que existe un pequeño porcentaje de casos que consiguen superar el trastorno", ha explicado el director del NIMH, Thomas Insel. "Informes posteriores de este estudio deberían decirnos más acerca de la naturaleza del autismo y el papel de la terapia y otros factores en el resultado a largo plazo". Estudios anteriores habían examinado la posibilidad de una pérdida de diagnóstico, pero quedaban preguntas con respecto a la exactitud del diagnóstico inicial, y si los niños, en última instancia, padecían una forma relativamente leve de autismo.

Creo que en este asunto deberíamos de ser muy prudentes. Y animo a leer el artículo ¿Se puede curar el autismo? publicado por el Dr. Jose R. Alonso.
 
Personalmente pienso que en algunos casos el diagnóstico de TGD no especificado (Trastorno Generalizado del Desarrollo), en niños muy pequeños (2-3 años) se realiza de forma preventiva ante la evidencia de signos que pueden apuntar a la existencia de un síndrome del aspectro autista.
No digo que el diagnóstico esté mal realizado (que también pudiera ser), y tampoco dudo de la capacitación de quien lo realiza, sino que este debería de ser contrastado por las familias con otro especialista en la materia para obtener una segunda opinión, y esto último debería de realizarse lo antes posible.
 
Este diagnóstico es motivo de sufrimiento para familias que se enfrentan por primera vez a esta situación. El estado de shock en el que entran los padres tras recibir el diagnóstico les impide valorar fríamente la posibilidad de realizar un segundo diagnóstico, sobre todo si aquel primer diagnóstico fué realizado por un equipo al que si se considera competente en la materia (bien por recomendación, bien por curriculum).

Conozco personalmente a Psicólogos especialistas en Autismo que hablan abiertamente y sin tapujos de la posibilidad de que otros compañeros suyos hayan equivocado el TGD no especificado, con otras patologías distintas, a las que habrá que poner un nombre en un momento determinado.
 

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